LA ANTIGUA ARISTOCRACIA:
Las viejas clases dominantes del Antiguo Régimen, fundamentalmente la nobleza,
perdieron gran parte de su influencia a lo largo del siglo XIX. Abolidos sus
privilegios legales tras las revoluciones burguesas, conservaron no obstante, gran
parte de su poder económico, cimentado esencialmente en la propiedad de la tierra.
Progresivamente fueron integrándose en el mundo de los negocios bancarios y
comerciales, entroncándose vía matrimonial con la pujante burguesía. Su prestigio
social siguió intacto y, en cierto modo, continuaron jugando un papel relevante en
la administración, la diplomacia, el ejército y la política.
LA BURGUESÍA:
El término burguesía fue empleado en la Edad Media para designar al grupo social
compuesto esencialmente por comerciantes, artesanos libres y personas no
sometidas a la jurisdicción señorial que vivía en las ciudades. En el siglo XIX la industrialización y las revoluciones liberales le otorgaron el poder
económico y permitieron su acceso al político. Sin embargo, la burguesía
decimonónica en cuanto que clase social, era muy heterogénea y en su seno podían
distinguirse los siguientes grupos:
EL PROLETARIADO:
El término proletariado proviene de la antigua Roma y designaba a los ciudadanos
pobres que únicamente con su prole podían servir al Estado.
Alude a
quienes carecían de bienes y eran contabilizados en las listas vecinales únicamente
por su persona y prole.
El término proletario se identificó, tras la Revolución Industrial, con la nueva clase
trabajadora vinculada a las nuevas formas de producción. También se la suele
denominar clase obrera. Al carecer de propiedades, se veían obligados a vender su
fuerza de trabajo a cambio de un salario.
El vagón de tercera de Daumier
ESCRITO POR: YASMINE BAZ
EL CAMPESINADO:
ESCRITO POR: PAULA SALAMANCA
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